Cuando la tecnología da voz: el impacto de las neuroprótesis en la accesibilidad comunicativa

Una neuroprótesis devuelve el habla tras 18 años: un avance que redefine la accesibilidad comunicativa y el futuro de la inclusión tecnológica.
Avances en neurociencia
Publicado el 14/05/2025

Un hito en la neurociencia 

En marzo de 2025, un equipo de investigadores de las universidades de California en Berkeley y San Francisco logró un avance sin precedentes: una mujer de 47 años, que había perdido la capacidad de hablar tras un ictus hace 18 años, recuperó el habla gracias a una neuroprótesis de última generación.

Este dispositivo, llamado BRAVO (Brain-Computer Interface for Restoring Arm and Voice Output), está compuesto por 253 electrodos implantados sobre la corteza motora del habla. 

Su función es registrar las señales cerebrales que se producen cuando la persona intenta hablar, y transmitirlas a un sistema de inteligencia artificial que las convierte en palabras habladas. 

Lo más sorprendente es que la voz generada imita el tono y ritmo de la voz original de la paciente, conocida como Ann.

La cirugía de implantación se realizó en septiembre de 2022, y desde entonces el equipo ha trabajado de forma continua en el entrenamiento del sistema. 

En pocos meses, lograron que Ann pudiera pronunciar frases enteras con una velocidad de unas 78 palabras por minuto, acercándose al habla natural. Además, una versión del avatar de Ann se proyecta en una pantalla mientras habla, facilitando una comunicación más fluida y emocional.

Implicaciones para la accesibilidad 

Este avance representa un paso de gigante para la accesibilidad comunicativa. La posibilidad de recuperar el habla no solo mejora la autonomía de las personas que han sufrido daño neurológico, sino que también tiene un impacto emocional y social enorme. 

Poder volver a hablar con tus seres queridos, participar en una conversación sin intermediarios, o expresar tus emociones con tu propia voz, supone recuperar parte de la identidad perdida.

En un contexto en el que la accesibilidad suele centrarse en lo físico o lo visual, esta tecnología abre una nueva puerta: la de la accesibilidad comunicativa, una necesidad real para miles de personas con afasias, parálisis cerebrales o enfermedades neurodegenerativas.

El valor de la colaboración

Detrás de cada avance como este hay años de investigación, pero también una colaboración activa entre personas con discapacidad, científicos, terapeutas y tecnólogos. 

Este enfoque centrado en la persona usuaria es lo que permite que los dispositivos se adapten a las necesidades reales de quienes los utilizan, y no al revés.

En el caso de Ann, su participación constante en el proceso de prueba y mejora ha sido clave para el éxito del dispositivo. 

No se trata solo de probar tecnología, sino de construir soluciones desde la empatía y la experiencia vivida.

Un futuro que ya está en marcha

En IrisMap creemos que los avances tecnológicos deben estar al servicio de la inclusión. 

Lo que ha ocurrido con esta neuroprótesis no es solo una noticia emocionante: es una demostración del potencial que existe cuando la ciencia y la accesibilidad trabajan juntas.

Cada paso que damos hacia un mundo más accesible empieza con escuchar, probar, equivocarse y volver a intentarlo. 

Y por eso seguimos desarrollando nuestra solución con personas reales, que nos inspiran y nos enseñan a construir tecnología con alma.

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